Osteoporosis

La osteoporosis es una enfermedad crónica que afecta los huesos, debilitándolos y aumentando el riesgo de fracturas.

La osteoporosis es una enfermedad crónica que afecta los huesos, debilitándolos y aumentando el riesgo de fracturas. Se caracteriza por una disminución de la densidad y un deterioro de la microarquitectura del tejido óseo, lo que resulta en huesos frágiles y propensos a romperse. Aunque se considera comúnmente una enfermedad de la vejez, también puede afectar a personas más jóvenes.

La importancia de la densidad ósea radica en que los huesos son estructuras vivas y dinámicas que están en constante proceso de renovación. Durante la infancia y la adolescencia, se produce más hueso del que se descompone, lo que lleva a un aumento de la densidad ósea. Sin embargo, a medida que envejecemos, este equilibrio se ve alterado y la pérdida ósea supera la formación de hueso nuevo.

Existen varios factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de la osteoporosis. Algunos de ellos son inevitables, como la edad avanzada, el género (las mujeres tienen un mayor riesgo), la genética y la menopausia. Otros factores de riesgo modificables incluyen una ingesta inadecuada de calcio y vitamina D, una vida sedentaria, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y el uso prolongado de ciertos medicamentos, como los glucocorticoides.

La osteoporosis es una enfermedad silenciosa, ya que no presenta síntomas en las etapas tempranas. A menudo, las personas no son conscientes de que la padecen hasta que sufren una fractura, generalmente en la columna vertebral, la cadera o la muñeca. Estas fracturas pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida, ya que pueden causar dolor crónico, limitaciones en la movilidad y discapacidad.

El diagnóstico de la osteoporosis se realiza mediante una prueba de densidad mineral ósea, que mide la cantidad de calcio y otros minerales en un segmento específico de hueso. Es importante realizar esta prueba en personas que presenten factores de riesgo o en aquellas que hayan sufrido una fractura por fragilidad ósea.

El tratamiento se centra en frenar la pérdida ósea, fortalecer los huesos existentes y prevenir fracturas. Se recomiendan cambios en el estilo de vida, como una alimentación adecuada rica en calcio y vitamina D, la práctica regular de ejercicio físico, especialmente ejercicios de carga y resistencia, así como la eliminación de hábitos perjudiciales, como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.

Además, existen medicamentos disponibles para el tratamiento de la osteoporosis. Algunos de ellos ayudan a frenar la pérdida ósea, mientras que otros estimulan la formación de nuevo hueso. En consultorio podemos determinar el tratamiento más adecuado según las necesidades individuales de cada paciente.

La prevención desempeña un papel fundamental en el manejo de la osteoporosis. Adoptar un estilo de vida saludable desde la infancia y la adolescencia, con una alimentacion equilibrada, así como ejercicio físico son la clave para evitar la aparición de la enfermedad.